dijous, 16 d’abril del 2009

traspaso

Empiezo a avistar el abismo.
Míralo, mira cómo me llama, sin pretenderlo, como quien sin saberlo desprende una sensualidad irresistible e imposible de obviar.
Empiezo a avistar el abismo. Y no sé si... bueno, si empezar a correr tanto como mis piernas saben hacerlo
y saltar, por fin, saltar ya,
y no alargar más esta farsa.

Empiezo a avistar ahora
sí el abismo y
no sé si tragar
saliva y poco
a poco rehacer
camino volver
a la vegetación
abrupta a las ramas
caóticas pero
protectoras tras
las que sé que tarde
o temprano aparecerá
el camino
llano el camino
llano que ya
conozco y que me
hace sentir segura

o eso quiero creer.

Mi ceño se corrompe ante la visión de tanto tiempo y
humo.

me inquieta el abismo me invade la ansiedad de las dudas que produce el abismo gigante disperso inconcreto me pierdo supongo vacilo ante el abismo turbio indecisa y casi me siento ya volando me siento veloz potente aprieto mandíbula me centro en mi mente sin piernas aún

y salto

me inquieta este
abismo
indomable
al que aún no sé
dar forma me angustia el
abismo
que me hace sentir

al fin

viva.