Siempre espero más de quien menos lo merece.
¿Pueden lazos como peces retroceder
y torcerse?
Donde crece el elemento del tiempo,
donde se cuece,
hay millones de trapecios y cientos
que me enloquecen.
Funestas marchas, las que circundan el tiempo.
Con su lamento eterno juzga a esclavos
de violentos.
Libres y enteros, libran enfrentamientos,
y en cueros
liberan lentos, puros adentros
de poesía.
Denso calibre que anima al loco,
que poco a poco, tendiendo el tronco,
asusta a imberbes y a desdentados.
Miro mis manos, que sopesando
ya me aclararon, en su momento,
secretos humos de mi pasado.
Canto a lo tonto. Frente y mesura.
Callo entre tanto.
Silencio crudo entre tanto ruido.
Tan solo digo
que hablo callando.
diumenge, 24 de febrer del 2008
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