dimecres, 29 d’agost del 2007

pelirroja

De frente llega la muchacha y se planta como sin prisa. Y se ríe. Se ríe mucho. Mira hacia sus orígenes y sigue riendo con confianza, tiene hasta especial gracia para reír. Es como lejana, como transparente pero infranqueable. Es mortal.
Cándidamente venenosa. Profundamente amable, agradable hasta la médula, punzante hasta el alma de quien trata con ella. Su sonrisa causa estragos. Sus miradas son llaves de las jaulas de suspiros que todos llevamos dentro, aquí, en el pecho. A veces duda, pero eso nunca lo sabrás. Es infalible y metódica, pero eso tampoco te lo dará a entender nunca, parecerá que todo es fruto de las coincidencias, de la naturaleza y de su admirable espontaneidad. Es maravillosa y todos la quieren, pues ella quiere a todos, a los demás en general, aunque no especifiquemos el cómo o el para qué. Es un monstruo retorcido y pérfido, la maldad corre por sus venas bombeada por un corazón de plástico que solo sirve para eso. Jamás ha experimentado sentimientos de amor y es incapaz de sentir pena. Nunca le han movido las ganas de hacer el bien. Tampoco la sed de venganza, demasiado humana. Tan solo el mal como placer de la nada, que surge de ella por simple pasatiempo, es lo que alberga su alma. Sus dulces ojos y su mirada no dicen nada de todo esto. Y por supuesto, acomodada, sigue al acecho y nadie indaga.
Entonces bien, si es tan preciosa,
todas sus ruinas son olvidadas
y ahora es tan solo
una muchacha
de azules ojos y mermelada.