dimarts, 25 de setembre del 2007

Apertura

Liberto Fresnadillo vagaba sin rumbo por las calles de la ciudad. Una ciudad tan grande y tan llena de gente que hacía más bien difícil la ya de por sí árdua tarea de hallar personas.
Liberto se sentó en un banco de color verde ante un edificio no especialmente bonito, aunque tampoco digno de atención por su horripilancia. Tan solo era un edificio. Le estaba dando la espalda a la avenida, un espacio que seguramente le habría proporcionado información visual más interesante o por lo menos más entretenida que aquel edificiodelmontón. Pero Liberto estaba demasiado atento a lo que decía su interior como para tener en cuenta este tipo de factores externos. Se estaba escuchando.
Llevaba ya unos días removido, lleno y vacío. Tenía un subeybaja en el cuerpo que empezaba a molestar. Así que se dedicó plenamente, desde dentro de verdad, a decirse todo aquello que tenía que haberse dicho claramente desde ya hacía un tiempo.
Parece ser que todo lo que se dijo a sí mismo ya lo sabía de una manera u otra, que le habían ido llegando rumores y vagas palabras. Pero acabó de informarse del todo, para que le quedara bien clarito. No era un hipócrita, ni le caían bien los hipócritas, así que quiso ser consecuente con este principio diciéndose las cosas al papel (a la cara no podía, porque estaba dentro de sí mismo, lo que complicaba la cosa, y pasaba de pseudopalabras a la cara haciendo uso de un espejo, pues opinaba que eso era para peliculeros).
Se hizo saber a sí mismo qué era lo que no estaba haciendo bien. Se hizo saber lo que le molestaba y lo que le causaba ansiedad. Se autoinsultó, se consideró culpable. Se hizo replantear porqués y cuandos. Se criticó de forma más o menos constructiva.
Se hizo saber sin tapujos que últimamente sentía amor.
Amor.
Y entonces se hizo observar también un poco de avenida, para relajarse y quitarle dramatismo a una conversación tan profunda.
Y se hizo reír.
Al cabo de un rato, una persona se sentó a su lado y le preguntó por su ceño fruncido.
Una persona.

1 comentari:

Lemonade ha dit...

¿Porqué será que "gente" y "persona" me parecen palabras-idioma distintos?

Me inspira mucha más complicidad la *p* que la *g*.
Qué tontería...

Cuídese.