divendres, 31 d’octubre del 2008

una hora menos

Y sin aviso
llega el invierno.
Todo es frío y siento el hielo
que me atonta y me hace escarcha.
Frunzo el ceño, encurvo el alma
de mi espalda a los bolsillos.

Ojos rojos y amarillos,
pies en botas que son charcas,
todo el día a dentelladas
arrancando horas al tiempo
mientras siento que mi cuerpo
estará muerto mañana.

En silencio,
llueve invierno, sin aviso.

Y lluevo.

2 comentaris:

Anònim ha dit...

Lamento decirte que te has ganado un asiduo por estos lares.

Yo también lluevo demasiado, pero más en verano por el odio que le tengo al Sol.

EL invierno lo mantiene lejos y me alegro de que no me golpee con sus rayos.

Un saludo.

El tacte de les paraules ha dit...

Tal vegada necessitam cercar aquella flama que fongui el gel, aquella que tenim dins i que de vegades, no sabem ben bé on...